Lleva ya un tiempo, pero seguro que nadie se ha fijado en que ahora en la barra lateral hay un widget de Goodreads que se llama Leyendo con Teodoro. Seguro que la gran mayoría no sabéis quién es ese.
Teodoro nació hace cuatro años, justo en el momento en el que me di cuenta de que se acababan de ir a la mierda meses y meses, cientos de horas de trabajo... Trabajo que no había forma de recuperar. Estaba en plena redacción de otra de mis novelas y por intentar "hacer las cosas bien" borré todo sin querer.
Se me quedó una cara de imbécil que no os podéis imaginar. Aunque era la misma que adoptó Teodoro al nacer en ese mismo instante, evitando así que me diera una crisis de ansiedad o algo peor. Llegó con sus redondas y gruesas gafas de culo de vaso y su gorro amarillo de lana.
Le construí una vida, nada de otro mundo ya que es un tipo mediocre, pero le di protagonismo en mi última novela y le proporcioné en ella una aventura que jamás olvidaría. También le creé una cuenta de Instagram y una página web donde hablar de libros, fomentar la lectura y poner frases célebres de esas que le gustan a él acompañadas de gente leyendo. Hasta le cedí mi biblioteca y la de Samurái con todos los libros que tenemos por casa para que la tuviera bien organizada en Goodreads.
Pero todo eso se acabó. Sé que no tendría por qué ser así, pero es que no puedo estar de aquí para allá y cederle un tiempo que no tengo. Simplemente su tiempo pasó. Yo ya no soy el que era y él tampoco es el mismo desde hace tiempo. Las cosas cambian.
Lo que no va a cambiar nunca es que yo (ni Teodoro) podemos dejar de leer. No recuerdo un instante de mi vida en el que no tuviese un libro entre manos. Y ahora vendré a hablar de ellos aquí. No voy a convertir mi sección en una sección literaria. Soy un lector lento. Aparte de que intentaré hablar de ellos de otra manera. ¿Cómo? No lo sé. Lo veremos sobre la marcha.
Curiosamente el primer libro del que voy a hablaros se lo regalaron hace un par de semanas a EM. Vino a visitarla alguien de su trabajo y pensó que leer esta obra podría ayudarle o hacerla ver el mundo de otra manera.
El hombre en busca de sentido es el estremecedor relato en el que Viktor Frankl nos narra su experiencia en los campos de concentración.
Durante todos esos años de sufrimiento, sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda, absolutamente desprovista de todo, salvo de la existencia misma. Él, que todo lo había perdido, que padeció hambre, frío y brutalidades, que tantas veces estuvo a punto de ser ejecutado, pudo reconocer que, pese a todo, la vida es digna de ser vivida y que la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles. En su condición de psiquiatra y prisionero, Frankl reflexiona con palabras de sorprendente esperanza sobre la capacidad humana de trascender las dificultades y descubrir una verdad profunda que nos orienta y da sentido a nuestras vidas.
Bueno eso es lo que nos dice la sinopsis del libro. Quizá en los años sesenta o setenta este libro tuviera la repercusión y el renombre que se merecía y que aún tiene ahora. Pero a mi, personalmente, leerlo hoy día, sin ser conocedor del mundo de la psiquiatría y de la logoterapia en concreto, no me revela nada nuevo ni sorprendente.
No quiero quitar mérito a lo que hizo Viktor Frankl en el mundo de la psiquiatría ni restar importancia a lo que sufrió y padeció en los campos de concentración. La premisa básica del libro es conmovedora pero ser pierde y vuelve farragosa en cuento empieza a utilizar términos técnicos y a darle vueltas una y otra vez a lo mismo.
Sí que se pueden extraer frases maravillosas sobre la condición humana. Algunas me sonaban ya y quizá hayan sido tomadas prestadas para memes y publicaciones inspiradoras en redes sociales. Pero como decía, a pesar de ser una obra que plantea reflexiones muy profundas sobre el sentido de la vida y el vacío existencial, no consigo encontrar aún las respuestas a mis preguntas.
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Viktor Frankl |
Tras el diagnóstico de Esclerosis Múltiple de EM nuestras vidas han cambiado por completo. Tenemos que buscarle un sentido a todo esto, porque algún sentido tendrá. Todo lo tiene. Porque si no encontramos un sentido o una razón todo estará perdido. Sin embargo por mucho que reflexiones llevo toda mi vida preguntándome por qué yo soy yo y no otra persona. Aún no sé cuál es mi destino. Aún no sé lo que soy ni quién soy. Quizá estas frases del autor nos lleven hacia el camino correcto:
"Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptarlo. (...) Es en su actitud frente al dolor donde reside la posibilidad de conseguir un logro excepcional".
"Un hombre no puede compararse con otro hombre, ni un destino con otro destino. (...) Cada situación es única e irrepetible, y para cada una existe una única respuesta adecuada".
"Aquél que conoce el porqué de su existencia podrá soportar casi cualquier cómo".
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