Los zapatos eran verdes. Tenían un tacón ancho y no eran de muchos centímetros, ya que EM no era muy amante de los taconazos. Ella es alta y si se ponía unos algo un poco vertiginosos me dejaba muy abajo. Yo soy más bien tirando a bajito. Aunque prefiero decir que soy de tamaño standard.
El caso es que la boda era de su hermano. Una boda muy especial. EM iba a hacer una de las lecturas. Los nervios, el calor, no sabíamos el qué... pero desde poco después de salir de casa los pies de le iban. Le fallaban las piernas. Hubo un par de momentos que pensé que se iba a partir los tobillos.
No queríamos darle más importancia en un día como aquel. Así que sacó las bailarinas rojas de punta que había llevado para cuando se cansara de los tacones. Creo que nadie llegó a ver los zapatos verdes en la boda. Pero por lo menos EM aquella noche no volvió a pensar lo que pasaba con sus piernas... por lo menos hasta la mañana siguiente.
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Las piernas de EM y de nuestro hijo. |
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