El primer verano de EM con EM podríamos resumirlo diciendo que esperamos que sea el último que pasamos de esa manera. Fue un verano de reclusión obligada, piscina matutina, crochet y descubrimientos sociales.
Hace años descubrimos un destino vacacional que era perfecto para ir con niños. Todos los años vamos, o mejor dicho, íbamos allí. Nos conocen en el hotel. Ya somos como de la familia. Pero el verano del 2024 nos tuvimos que quedar en casa. EM ya no podía conducir, yo no conduzco, pero aunque lo hiciera hubiese sido muy complicado pasar las vacaciones fuera con todo lo que necesitábamos a nuestro alrededor. La logística era muy complicada. Además no estábamos preparados (ni los estamos aún) para salir más allá de nuestros límites cercanos, tanto por la movilidad reducida como por la vejiga neurógena...
No nos quedó otra opción que disfrutar de las altas temperaturas de nuestra ciudad. EM se pasaba el día en el dormitorio con el crochet que la ayudaba a desconectar bajo un ventilador de techo que tuvimos que comprar, ya que el aire acondicionado tampoco le sentaba muy bien que digamos. Era el único sitio donde estaba "cómoda". Por no decir que era el único en el que podía estar....
El sofá la mataba y salir a la calle, aunque fuese con la silla, acaba con ella por el calor. Ni siquiera podíamos salir por las noches. Se le caía la casa encima. Solo salíamos para ir a la FEMM o a la piscina del recinto por las mañanas. Una piscina que no está adaptada...
Fue reto increíble para EM. Prepararse para bajar a la piscina llevaba su tiempo y la dejaba agotada ya. Meterse en el agua requería mi ayuda, la de Samurái y la del socorrista. Salir era mucho más difícil. Algún vecino siempre se sumaba a ayudar. Nos sentimos muy arropados por ellos.
Todo el esfuerzo de EM tuvo su recompensa. Al practicar natación, se utilizan dos tercios de los músculos de todo el cuerpo, potenciando la fuerza, resistencia y flexibilidad al mismo tiempo. Por eso, se ha ganado el título de “deporte más completo”. EM no es que pudiera nadar pero se movía con sus churros, hacía ejercicio y eso tuvo su efecto positivo. Día a día estaba más fuerte. Y la piscina no solo la ayudó físicamente, si no también psíquicamente.
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